30/9/09

Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual

Un sueño de muchos años!!
Quienes hace tiempo venimos bregando por una comunicación participativa, pluralista y que permita que se escuchen todas las voces, vemos con gran pasión el tratamiento del Proyecto de Ley de comunicación audiovisual en las Cámaras.
Saludamos que la presidente haya recogido el trabajo de muchos y muchas durante estos 26 años de democracia y que tenga la decisión política para ponerla a consideración de los diputados y senadores.
También valoramos la metodología de debate realmente inédita en nuestro país y que permitió que se sumen muchísimos aportes de las organizaciones comunitarias y sociales, gremios, colegios profesionales, pueblos originarios y diferentes sectores de la sociedad.
Este proyecto considera a la comunicación como un derecho de todos y no como una mercancía, permite que las organizaciones sin fines de lucro puedan acceder a los medios, pretende impedir la concentración de medios, promueve la producción nacional y local entre otros avances.
Los argentinos nos debemos esta ley, nos debemos el sueño de que en nuestro país se puedan oír todas las voces.
http://www.coalicion.org.ar/

15/9/09

ESTAMOS DISTRAÍDOS

Si soy pobre en un país tan desigual
como Argentina, cada tanto, alguien se ocupa muy mal de mí.



Todos padecemos los efectos de una política pública, con débil vocación de incluir a las grandes mayorías. Años atrás, la desregulación del mercado financiero generó una enorme bolsa especulativa, pero casi ningún líder político, técnico, comunicador, artista o analista asociado a los medios de prensa se le ocurrió llamar a una marcha para evitar el derrame de pobreza que ello implicaba. Cuando vino el ciclo “privatizador” muy pocas voces se escucharon con fuerza para resistir semejante “robo calificado”. Era el Estado quien se colocaba en un plano de “ajenidad” repugnante, y otra vez muchas mujeres y hombres comunes, de mi barrio, de la cultura, la política, periodistas, obreros y empresarios no pedían que los gobernantes se ocupen de los desocupados, de la falta de viviendas, de sus cuerpos mutilados por la pobreza.

Estallan las hipotecas, y el pueblo sale, rematan campos y el pueblo marcha, corrigen el índice cambiario o traban un “corralito” a los ahorros y el pueblo cacerolea. Pero si los pobres piden más planes trabajar y subsidios para sostener un comedor comunitario, los piquetes molestan. Si los piqueteros son cooptados por líderes inescrupulosos para apoyar la campaña de algún candidato son juzgados como “negros cabezas”. Algo así como un cuerpo que no piensa porque su cabeza es negra, por lo tanto no merece caminar por las mismas rutas ni veredas que yo.

No recordamos a ninguno de la grey artística que hoy tiene micrófono decir que querían cárcel para los especuladores del “tren blanco” que se hicieron ricos gracias a los borrachos, drogones, gordas y pibitos que cartoneaban cada noche hasta la madrugada, mientras dormíamos en una cama abrigada sin que molesten mi paisaje cotidiano.

Algo endulzaba el oído y mudaba las palabras cuando una adolescente “bella cartonera” fue convertida en maniquí europea. Esa misma niña fue ponderada por la farándula hueca como una excepción. Pero les cuesta aceptar que si tenemos oportunidades todos somos exitosos. Y otra vez más podemos pasar años desentendidos irresponsablemente del empuje a la indigencia de cada vez mayor cantidad de personas, que ahora son juzgados como “irrecuperables”, que no tiene “código”, “matan por matar”.

¿Pero quien se ocupó de ellos, de sus padres, de sus abuelos, de sus hijos cuando sufrían postergación a cada momento, en todos los espacios? ¿Quién vino por ellos? Vinieron algunos, y llegaron hasta la cocina de sus enclenques casas a ofrecerles vender droga. Porque si nadie los ve ni registra, la mano criminal sí los busca y seduce con el dinero fácil. Y los convence que su vida no vale nada. No sólo en la cárcel hay escuelas del delito, en mi barrio, y por las calles de mi pueblo también hay varios desocupados seducidos por la clandestina venta de pistolas robadas, pastillas o celulares.

Pero a los pobres ya les robaron la vida, no les dan un nombre, tenemos cuarta generación de indocumentados, la deserción más alta y la escolaridad más desigual, y las esperas más largas en los pasillos del hospital.

Cuando la clase media deja de consumir cosas inútiles, puede regular su vida cotidiana, y apenas frustrarse, pero los pobres cuando dejan de comprar se trata de comida, y sus cuerpos tienen marcas inalterables. Se van instituyendo hasta formas precarias de hablar, comunicar, vestir, y eso alcanza para PORTAR CARA DE POSIBLE DELINCUENTE. Si me colocan ahí en ese “no lugar” es probable que de tanto pasar por allí origine en mí una identidad delictual.
Cada tanto alguien se ocupa muy mal de mí, si soy pobre en un país tan desigual. Porque el problema no es mi pobreza sino que no soy obediente y tolerante a los embates de la miseria.


Hoy cualquier ciudadano temeroso se asocia con un vecino, y otro y otro y puede marchar con cartulinas a la puerta del municipio. Pero ¿no se les ocurre pedirle al intendente que reparta el dinero de las partidas que le han girado para atender a las familias más postergadas? Sólo le piden una excavadora para hacer una zanja alrededor de un barrio para que les cueste escapar y así apresarlos. Le piden enérgicamente que “haga algo”, y le sugieren “enciérrelos”, mátelos” que nosotros lo vamos a apoyar. Pero
¿no se han dado cuenta que ya estaban moribundos por nacer en un hogar pobre? Y ese intendente sale a la tarima y les promete cárcel, planes policiales especiales y abrir los galpones del ejército para encerrarlos. Aquellos que otrora fueran sus clientes políticos más baratos.

Intimemos a contratar a los mejores artistas, talleristas, trabajadores sociales, psicólogos, médicos, mecánicos, carpinteros, malabaristas, y que esas capacidades ociosas del Estado se conviertan en centros de contención, liberadores de tanto autoritarismo. Lugares para la expresión de la “no palabra” tantas veces negada por su condición de pobre en una Argentina tan desigual.

Pidamos más escuelas en lugar de cárcel. Sería prudente ampliar el sistema a una doble escolaridad, y que se achiquen las subvenciones a las instituciones privadas, que en las últimas décadas se han convertido en el negocio más rentable convirtiendo a los estudiantes en clientes.

A los doloridos ciudadanos que han sido víctimas de delitos insospechados sepamos que todos estamos en riesgo, y si bien es poco probable que no nos ciegue la bronca, a ustedes también les pedimos que acompañen a las mujeres y hombres concientes de su historia y su tiempo para exigir a los gobernantes y comunicadores que no insistan en desviar la mirada sobre la compleja problemática de los “desventajados sociales” organizando cárceles, bajando la imputabilidad o pidiendo muerte. Hay opciones más alentadoras y humanas que el encierro y el olvido. Primero los olvidamos, los negamos y cuando irrumpen de la mano del delito los queremos hacer desaparecer.

A los gobernantes les exigiremos a cada momento, en cada acción profesional que no nos expongan tan irresponsablemente a medidas precarias, espontáneas, impensadas pero efectivas para los ciudadanos distraídos.

Comisión de Protección de Derechos de la Niñez.
Andrea Fortino, Graciela Gómez, Silvia Zonco, Mirta Rivero, María José Cano. Colegio de Trabajadores Sociales


Nota de la Redacción: Los artículos publicados no necesariamente coinciden con la opinión de los responsables del blog.

Relación médico-paciente en la Institución de salud


El derecho a la salud y la comunicación

Lic. María Laura Braga

Según el médico y humanista español Pedro Laín Entralgo, la relación médico, paciente, familia es el acto central de la actividad clínica. En esta nota, nos interesa pensar si el contexto institucional en el que se implementa influye en la comunicación de dicha tríada de modo que responda a un ejercicio de la medicina más humanizado y para todos.

La consulta médica implica una interrelación de sujetos que necesita ser entendida dentro del marco institucional en el que se desarrolla. El hospital, clínica u organización de salud se “imponen” como ámbitos que albergan esta relación. A su vez, las características del contexto social establecen pautas que definen buena parte del nexo establecido.

En todo vínculo, es fundamental tomar en cuenta el diálogo y el cuidado de los escenarios para el mismo. El ambiente brindado por las organizaciones de salud condiciona las relaciones que en su interior se desarrollan y, en consecuencia, plantean desde su perspectiva -ya sea estatal o privada-, los principios que rigen la práctica médica. A su vez, esta institución está inserta en el entorno actual que la determina y condiciona. Así, hoy la medicina presenta las siguientes características:

· Un sistema de salud orientado hacia un proceso permanente de perfeccionamiento de la calidad y la eficacia en la atención;

· Un profesional que está ante un paciente-cliente, que es consumidor de bienes y servicios;

· Diversos avances tecnológico-científicos que continuamente apoyan la práctica galena;

· Los condicionamientos de tiempo que llevan a una atención breve en la que tanto el profesional como el paciente no pueden expresarse plenamente.

Esto se presenta en distinta medida según se trate de una institución con mayores o menores recursos. Queda claro que la forma de atención no es igual para todos.

Si bien estas características condicionan a quienes participan del acto médico, la competencia comunicacional del médico o de la enfermera también podrá contribuir al desarrollo de una interacción adecuada. El hecho de que el profesional tenga dominio de las competencias lingüística, paralingüística, no verbal y pragmática –que hacen en sí a la competencia comunicativa-, se reflejará en el correcto uso del vocabulario, una adecuada pronunciación, el buen uso el lenguaje no verbal; y se posibilitará entonces una comunicación adecuada que conduzca a la empatía.

Ahora bien, para que se dé una comunicación empática, el profesional necesitará alcanzar la capacidad de ponerse en el lugar del paciente y sentir aquello que a este le pasa. Será la competencia pragmática la que lo lleve a adecuar el uso de las otras competencias según el ámbito. Es aquí donde el médico necesita esforzarse por sentir aquello que le pasa al enfermo. No se trata solamente de “sentir” el dolor, sino percibir su problemática en tanto, por ejemplo, barreras burocráticas, desplazamientos para encontrar dónde atenderse, tiempos de espera y la “prolongación en el tiempo de los turnos otorgados”, etc. El cuidado de estos aspectos hará también a los beneficios intrínsecamente terapéuticos de la empatía.

Los aspectos planteados no siempre se respetan en el cuidado de la salud de toda la población. Algunos establecimientos se ocupan de formar y seleccionar profesionales que respondan al perfil del lugar, de implementar prácticas innovadoras, utilizar tecnologías acordes a su presupuesto, etc. Otros centros no cuentan con lo necesario para una atención integral en la que se efectúen prácticas médicas actualizadas y eficaces. Como ya dijimos, la atención en las instituciones de la salud no es igual para todos. Sin embargo, a la hora de comunicar será el profesional quien pueda establecer un buen vínculo con el paciente con su idoneidad y una formación adecuada en este sentido.