28/11/16

El HOMBRE de dos siglos (Lectura recomendada)



Cuando un dirigente sacralizado muere de ancianidad los pueblos desamparados consideran, sin embargo, esa muerte una muerte violenta.
Cuando los estudiantes del año 3000 abran sus libros de historia en las páginas del siglo veinte leerán quizá: URSS, Stalin; Yugoslavia, Tito; Gran Bretaña, Churchill; Francia De Gaulle; China, Mao. Preguntarán entonces: “¿Eran los nombres de las capitales?”. Se les contestará “no, eran los nombres de los dioses de ese siglo”. Y los niños de las escuelas del futuro sacudirán la cabeza pensando qué difícil sería para los hombres vivir en un tiempo en el que los dioses habitaban entre ellos. Bernard Chapuis en Le Monde, a propósito de la muerte de Mao Tse Tung.
Cuánto sufre un analfabeto, no se lo imagina nadie; porque hay algo que se llama autoestima, que es más importante, incluso, que los alimentos, la autoestima. La calidad de vida es otra cosa, calidad de vida es patriotismo. Calidad de vida es dignidad, calidad de vida es honor; calidad de vida es la autoestima a la que tienen derecho a disfrutar todos los seres humanos”. Fidel Castro, en las escalinatas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, 2003.
Fidel murió anciano, cuando llevaba más de diez años extrañado del poder. Ese fue el destino del refundador de la nación cubana: envejecer junto a su proyecto político.
Los estadistas que perviven cargan con los altibajos de hacerse cargo de la realidad, los cambios, las defecciones, las contradicciones, los retrocesos, el deterioro que es compañero del paso del tiempo. También les caben los logros, las conquistas, el amor de los propios, el odio inalterable de las derechas del mundo, tanto las que celebraron ayer en las calles de Miami como las que se regodearán hoy en los medios dominantes y en los quinchos VIP.

--> Su nombre es el de su patria, de los que menciona la cita de Chapuis. Parte el último fundador de naciones del siglo XX, que fue sucesivamente y sin fatiga, un joven insurgente con las armas en la mano, un tribuno de su propia causa, el estadista que intentó el asombroso experimento de implantar el socialismo en un solo país, pequeño en tamaño y población.

Consiguió lo imposible: sobrevivir él mismo y su proyecto al asedio del mayor imperio de la historia, sito a tiro de cañón de la isla. La CIA, el Departamento de Estado, tantos presidentes de Estados Unidos planificaron su derrocamiento, la invasión, carradas de atentados terroristas, aquellos que los gringos condenan cuando hablan ex catedra pero que promueven y concretan más que nadie.

Este cronista renuncia acá a un veredicto genérico sobre la vastedad de su obra, las carencias del proyecto revolucionario, las fallidas acciones económicas, las libertades públicas limitadas o conculcadas, la zafra desmesurada, el período especial, Fresa y Chocolate. En estos días y semanas “todo el mundo” pontificará sobre Fidel, su prédica y sus políticas que fueron mutando conforme pasaron los años.
Un método comparativo justo, supone sin originalidad quien esto escribe, debe cotejar a Cuba con lo que era a fines de la década del ‘50: un burdel poblado de casinos, tal como reseñó Francis Ford Coppola en El Padrino. O con otras comarcas de su región, que eligieron (o fueron sometidas) a un trato más amigable con la mega potencia vecina.
La Guerra Fría es ahora una evocación distante, para muchas personas tan remota como el Imperio Romano. En su momento, formateó el mundo bajo paradigmas imposibles de evaluar con los imaginarios del siglo XXI. En aquel entonces Fidel quiso exportar la Revolución, una fantasía ampulosa. El Che Guevara murió en esa empresa: quedó en la memoria para siempre, joven, bello y perfecto. Como Evita… A Fidel le cupo el rol de Perón: seguir a cargo de la política cotidiana, mostrarse maduro o enfermo, sobrellevar desafíos y desdichas.
Desde hace décadas los cubanos que salen en misión de las islas exportan educación y salud. Puertas adentro su país desconoce el analfabetismo, el hambre, las enfermedades que agravan la pobreza. Eso no vale nada en el inventario del modelo hegemónico, que se conduele verbalmente de la miseria mientras la provoca.

El presidente boliviano Evo Morales, que lo admiró como un pibe de sectores sumergidos que fue (y sigue siendo), lo evocó en el canal Telesur y arrimó una cifra, que vale la pena subrayar. Setecientos mil bolivianos fueron operados de la vista por médicos cubanos. La propia Canciller argentina Susana Malcorra comentó un par de meses atrás que la única acción internacional sanitaria exitosa en África es la emprendida por Cuba. Ni los grandes estados del planeta, ni los laboratorios multinacionales, ni las ONG (aun las virtuosas, que las hay) son eficaces o siquiera presentes.

Tres generaciones lo conocieron como parte del paisaje. Martín Rodríguez, periodista y ensayista nacido mucho después de la entrada en La Habana, publicó en su cuenta de twitter @tintalimón fotos de Fidel con protagonistas de primer nivel, muchos de ellos ya fallecidos. Y escribió  “Fidel fue un Zelig al revés. Fotos de él con todos y en todos los tiempos sin ser camaleón”. Según los sabios de la tribu, era imposible soportar la agresión estadounidense. Solo lo sostenía el oro de Moscú: era imposible que sobreviviera a la caída del Muro de Berlín y a la entropía del “socialismo real”. Pudo, sin embargo.
Se consagró como orador larguero cuando se defendió en los tribunales de Fulgencio Batista. “Condenadme, no importa. La historia me absolverá”. Habló y peroró sin pausa. Acaso fue el mejor predicador de una etapa pródiga en elocuencia política. Dialogó con las masas, adoctrinó, educó con el verbo. Se explayaba durante horas porque tenía mucho que decir. Se remontaba a la historia para llegar a la coyuntura. Una visión coherente del mundo, una ideología que desea cambiar el mundo debe primero compartirse, explicarse, comprenderse.
El discurso de la Facultad de Derecho mencionado en el epígrafe congregó a miles de argentinos, muchos de los cuales apenas lo conocían, porque era un prodigio de comunicación que se iba extinguiendo.

En los últimos años de vida activa fue constructivo con las nuevas democracias que surgieron en este sur. Los líderes más radicales, el venezolano Hugo Chávez y Evo, lo admiraban y también escuchaban. Su mayor consejo era acordar un rumbo común con los gobiernos reformistas de Brasil y Argentina.
La relación con el kirchnerismo tuvo momentos de idilio, vicisitudes y conflictos, como el vinculado con la médica disidente Hilda Molina. Pero primó la alianza objetiva. La perspicacia política del león devenido herbívoro captaba que cada etapa tiene su lógica, sus imposiciones. 

Su piné trascendió las fronteras de su patria. Su partida fue un hecho violento, el segundo final del siglo XX. Justo cuando el acercamiento entre Washington y La Habana, un destello de lucidez, está en jaque.
El socialismo real es pasado, lejano. Una versión aggiornada y nítida del fascismo y la xenofobia son el producto actual del mix entre capitalismo y democracia en muchos países del centro del mundo.
La muerte no sorprende, estaba en las predicciones y las intuiciones. De cualquier modo, acongoja y refuerza la admiración por el líder gallardo que jamás hocicó, jamás fue lamebotas, jamás dejó de expresar a su patria, al son propio de los cubanos.

3/7/16

Semiótica de las Noticias Burguesas

La semiótica no es un campo indemne en la disputa del sentido.

Fernando Buen Abad Domínguez
Rebelión/Universidad de la Filosofía

Eso que llaman “noticieros” (en las máquinas de guerra ideológica llamadas “mass media”) son unidades de combate en la disputa semiótica que el capitalismo impone para deformar y manipular la realidad su conocimiento y su enunciación. La garantía de éxito radica en la lógica de los monopolios y en la repetición -hasta la náusea- del canon de estulticia refinado con chatarra ideológica. Silenciar a todos para imponer una sola voz. Formatear cerebros con moldes de mansedumbre. ¿Quiere el enemigo de clase mantenernos bien informados? ¿Para qué? ¿Según quién?

Todavía cuesta trabajo (a no pocos) aceptar que vivimos bajo los proyectiles ideológicos de una guerra mediática, incesante y multifacética, abierta de “par en par” para hacernos aceptar, sin reparos, el mundo como nos los imponen… para obligarnos a financiar sus maquinarias de mentiras y aceptarlos con aplausos y sumisión desde el alma. Aunque es verdad que los destinatarios no son “robot” que acepta linealmente toda basura que le impone, es igualmente cierto que la mentalidad de los pueblos está secuestrada entre jaulas de falacias monopólicas donde el pensamiento crítico se persigue, se sataniza y se ridiculiza. Es, tal cual, una guerra asimétrica. Y desde luego no se ignora que las masas están fermentando, también, su emancipación informativa. No aceptar que se trata de una Guerra nos condena a la ignominia y al silencio.


Dicho de otro modo, la complejidad semiótica de las noticias burguesas radica en la sofisticación ideológica y tecnológica de las mentiras y las calumnias tejidas con protagonistas de ocasión y blindaje de sus (por definición) corruptelas de forma y fondo. Su “maná” es el linchamiento de los líderes sociales y la neutralización de las movilizaciones populares. Es su orgasmo represor consuetudinario. Pagan mucho dinero por lograr eso. Y todo es reductible a la mercancía (las propias noticias lo son) en su mercado de competencias que a fuego abierto, con horarios precisos, disparan contra la población hasta derrumbar todo bastión democratizador del derecho a la información y a la comunicación. Una “tomografía computada” de las noticias deja ver el catálogo completo de las taras con que se fabrica el “equilibrio” informativo que siempre se cae hacia la derecha.

Esa disputa por la producción de sentido en las “noticias” tiene ingredientes que se repiten al antojo de los escenarios en los que se lucha para reprimir u omitir al enemigo de clase que incomode al libre ejercicio del hurto contra el producto del trabajo. Es producto barnizado con alguna fuente de ilusionismo, individualismo y egolatría burguesa; teñido por la moral de la propiedad privada y de su fetiche multiforme en las mercancías. Es un gran ejército para defensa de la propiedad privada.
Si la noticia burguesa sirve para algo eso se reduce a convertirlas en expedientes de canalladas serviles al interés más aberrante y no importa que se trate de “noticias del espectáculo”, “noticias rojas”, “deportivas”… junto a su ser mercantil que se basa en su poder de espejismo distorsivo siempre. Sólo se salva el éxito burgués, sus dueños y sus sirvientes. Todo lo demás es carne del infierno dantesco en el que el proletariado ha de batirse entre detritus de “periodistas”. Cada día todas las horas. Y sentir la satisfacción de “estar bien informado” por el enemigo de clase.

A mañana tarde y noche la disputa (la guerra noticiosa) por dominar las herramientas de producción de sentido se nutre con misiles de táctica y estrategia burguesa. Quede eso bien claro. Ninguna semiótica que se precie, ha de estar al margen de esta guerra y de su alma mater la lucha de clases camuflada como “noticia”. No hay duda. La ética burguesa es rigurosa y no tiene fronteras. Especialmente en el campo de las ganancias. Sus más destacados adalides son los que más pagan por mentir y los que más se aplauden a sí mismos. Incluso con premios y ovaciones académicas de mercado. Cumplen con su deber disciplinadamente, como soldados cuya precisión de ataque y odio de clase se entretejen para mostrarse “ecuánimes”, “informados”, “neutrales” y “profesionales”. En el alma de la noticia, en su estructura interna la mentalidad burguesa sólo aspira a dar un golpe certero, un crimen perfecto, una puñalada ideológica que anule al destinatario. Que esconda la lucha de clases y haga invisible toda fuerza transformadora en manos de los pueblos revolucionarios. La forma y el género son sólo coartadas para desplegar munición y asegurarse territorios de todo tipo.

En esto tenemos mucho por hacer comenzando por reconocer nuestras debilidades revolucionarias en materia de producción de información. Es frente concreto de batalla la batalla de las ideas emancipadoras de las noticias. Es frente concreto desmontar sus diccionarios y sus vocabularios, mayormente tributarios de anglicismos léxicos e ideológicos. Es frente de disputa la sintaxis, el orden de las ideas, los valores y las prioridades para la acción y las formas de enunciar la transformación del mundo y al mundo mismo en todos sus espacios. Contra la sintaxis paupérrima con que la burguesía pregona sus verdades de escuelita bobalicona y contra la pedantería de los dueños del dinero. Tenemos el desafío de romper el cerco monopólico que viola todos los preceptos y leyes del mundo incluidas las leyes de comunicación que creó Ecuador, Venezuela y Argentina, que se atrevieron a soñar la democratización de los medios y la desmonopolización de sus feudos “mediáticos”. Eso sí es noticia.

Dr. Fernando Buen Abad Domínguez
Universidad de la Filosofía

25/3/16

Pedagogía de la Memoria...y una yapa en imágenes por el NUNCA MÁS!!

Por Washington Uranga
Recordar el pasado de manera tal que resulte un aprendizaje positivo para el presente y de cara al futuro requiere de una pedagogía de la memoria. Es decir, de una presentación de los acontecimientos históricos de modo tal que la evocación se transforme en una herramienta dinamizadora del presente, apoyada en valores y proyectada hacia la ampliación de derechos en el futuro. Para quienes fueron protagonistas del pasado volver sobre las heridas y recordar el dolor, tiene que tener el propósito fundamental de reconfigurar el futuro. Para los jóvenes es la manera de apoyar en las columnas de la historia la construcción del mismo futuro.

No sirve, en cambio, solo la memoria vindicativa limitada a la crítica de los hechos históricos y a la censura de los mismos. Es una parte necesaria, pero solo una parte de la memoria. Porque quien no haya protagonizado, de la manera que fuera, los acontecimientos que se rememoran no puede tener una dimensión exacta de los mismos, ni siquiera de las aberraciones a las que se hace referencia. Aún con las diferencias que existen entre los distintos relatos, aquellos hechos se miran hoy desde otro contexto en el que reinan valores opuestos que lograron consolidarse en la sociedad y que ahora son asumidos como naturales en la vida ciudadana. Cuando así ocurre, cuando hasta los derechos son obvios, se pierde el sentido del valor de los mismos. Sólo la falta o la carencia ayuda a dimensionar la importancia de lo que antes se tuvo. Quienes hoy viven en democracia difícilmente pueden captar en toda su amplitud la experiencia del autoritarismo, la represión, la violencia y el avasallamiento de los derechos.

Sirva esta reflexión también a propósito de la conmemoración de los 40 años del golpe de Estado que dio inicio a la dictadura cívico-militar que asoló a la Argentina entre 1976 y 1983.

Rescatar y profundizar en la memoria (en realidad debería decirse “memorias”, en plural, porque no existe una memoria única) es un hecho político cultural, porque permite articular distintos capítulos de la misma historia con el propósito de integrarlos. Pero ese proceso requiere una habilidad dialéctica que habilite la comprensión de todo, recordando el pasado desde la perspectiva del presente y con mirada de futuro, a través del eje articulador de los derechos y los valores.
Cuarenta años después resulta difícil transmitir a las nuevas generaciones la gravedad de las atrocidades que encerró la dictadura cívico militar apenas con las denuncias y los recuerdos aislados. Es necesario profundizar en los hechos desde ejes interpretativos que tengan anclaje en el presente, en la vida cotidiana de los jóvenes de hoy. De otro modo es imposible hasta percibir los riesgos que entraña el relajamiento de la vigilancia democrática que debe advertir sobre eventuales derechos vulnerados. Aunque hoy los métodos y las circunstancias sean diferentes, aunque la brutalidad no tenga rostros castrenses y las agresiones no consistan en la violencia física inmediata. Lo importante, lo central, la clave de lectura para una pedagogía de la memoria en democracia, debería ser la defensa constante de los derechos adquiridos y la ampliación de los mismos.
Es imprescindible reconstruir los procesos históricoculturales para convertirlos en pilar del sentido y de los valores colectivos. En esta tarea son vitales el sistema educativo, la cultura en todas sus manifestaciones y el sistema de medios de comunicación.

Las generaciones jóvenes solo podrán apropiarse de la memoria convirtiéndola en incentivo de sus propias prácticas, cuando puedan sentir que aquellos recuerdos pasan por su cuerpo, es decir, que tienen una significación práctica y activa, en su cotidianidad actual. Los derechos, la defensa de la vigencia plena de los mismos, es el “conector” entre pasado y presente y una plataforma para pensar el futuro a cuarenta años del inicio de uno de los períodos más sangrientos y vergonzosos de la historia argentina.

Esta es la manera también de cargar de sentido al “Nunca más”, para que no se convierta apenas en un slogan o en una bandera que se deshilacha con el paso del tiempo y la desaparición paulatina de los protagonistas directos de aquella etapa histórica. Política y culturalmente el “Nunca más” tiene que convertirse en tarea permanente de reafirmación de los derechos fundamentales de las personas y apuntar críticamente a cualquier pretensión, por la vía que sea, de dar pasos atrás en la vigencia integral de los derechos humanos. Especialmente en el momento en que Argentina y también otros países latinoamericanos enfrentan el riesgo de transitar por el camino de democracias restringidas, no en lo formal, pero sí en cuanto a la amplitud de los derechos que están dispuestos a reconocer quienes han sido legítimamente elegidos para gobernar.

Publicado en Página 12 el 25/3/2016



Lss fotos fueron tomadas por Proa durante la jornada realizada en Plaza de Mayo el 24/3/2016

16/3/16

Por los Derechos Humanos de ayer y hoy

Carta del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel

Queridos/as compatriotas
El país ha pasado por muchas luces y sombras, sufrimientos y esperanzas en su lucha para lograr cambios hacia la construcción de sociedades más justas y fraternas en defensa de la vida y la dignidad del pueblo. Hemos asumido la resistencia frente al totalitarismo y la impunidad jurídica en años de incertidumbre y persecuciones, donde muchos hombres y mujeres dieron su vida para dar vida y lograr recuperar el derecho a la democracia y la libertad como valores indivisibles de los derechos humanos.
Esta carta está dirigida a todos los sectores sociales del país para convocar a la unidad y la resistencia frente a hechos que llevan al retroceso de la construcción social y política del pueblo argentino y sus conquistas logradas. Hoy está en riesgo el conocimiento y apropiación del derecho del pueblo a la “Verdad, Justica y Memoria”, ya que es  justamente el conocimiento verdadero de lo sucedido y ejecutado mediante el genocidio y la conciencia/apropiación de los Derechos internacionalmente establecidos y asumidos como propios por el Estado Nacional lo que está tratando de tergiversar, difamar, erradicar e incluso criminalizar el actual gobierno que responde a los grandes grupos económicos nacionales, las transnacionales y al capital financiero, que fueron los principales beneficiaros del terrorismo de estado.
 
No hay pueblo sin memoria, no se pueden desvirtuar los hechos y los valores de las luchas sociales que tanto costó alcanzar.
Afirmamos: NI UN PASO ATRÁS en el derecho de las personas y los pueblos.

Más allá de las diferencias sectoriales, políticas y religiosas, valoramos la diversidad como la gran riqueza de los pueblos, y por eso convocamos a movilizarnos en todas las plazas y calles del país, al cumplirse 40 años del golpe de Estado, para reafirmar la memoria del caminar del pueblo y de la resistencia al terrorismo de Estado que se impuso en el país el 24 de Marzo de 1976. Una dictadura que vino a imponer un modelo de dependencia, saqueo y opresión, legitimada por su Doctrina de Seguridad Nacional, que se aplicó y extendió a todo el continente a través de la Operación Cóndor que provocó miles de muertos, desaparecidos, exiliados, presos y niños secuestrados. El terrorismo de estado fue el garante de las políticas neoliberales de endeudamiento, desindustrialización, privatizaciones y sus secuelas de desocupación, mayor pobreza y exclusión social. Aún reconquistada la democracia, el proceso democrático no alcanzó a modificar sustancialmente dicha herencia, los “golpes de mercado” para disciplinar los gobiernos constitucionales de la mano de las grandes corporaciones económicas apuntaron a asegurar la continuidad de esas políticas de saqueo. Hoy vuelven de la mano del actual gobierno que privilegia el capital financiero y las transnacionales  sobre la vida del pueblo y con ello vuelven las políticas de ajuste y represión.

Las heridas provocadas son profundas y no están cicatrizadas, por eso reclamamos justicia en memoria de los 30 mil desaparecidos, de hombres y mujeres que se comprometieron en construir sociedades más justas y fraternas, para que “Nunca Más” vuelva a imponerse la violencia contra nuestros pueblos.
Hoy estamos frente a políticas del gobierno nacional de retroceso en los derechos humanos, de las libertades ciudadanas, de la libertad de expresión, y del respeto a la institucionalidad, mientras se impone la persecución ideológica y cultural, políticas de ajuste que como siempre van de la mano de la represión para asegurar el saqueo y la explotación de nuestro pueblo. A esto debemos agregar la provocación que un presunto discurso republicanísta, que se contradice en su accionar al pretender gobernar por decretos de necesidad y urgencia, modificando leyes largamente debatidas en la sociedad como la ley de medios de comunicación. A esto debemos agregar la provocación que significa traer al país un 24 de marzo al presidente de Estado Unidos, la potencia imperial que alentó, apoyó y financió  los golpes militares en América Latina y además plantear llevarlo al ex centro clandestino de detención de la ESMA donde fueron secuestrados y desaparecidos miles de militantes populares. Es claro que se pretende resignificar la lucha por los derechos humanos para ponerla al servicio de la principal potencia hegemónica.

Frente a esta situación tenemos la responsabilidad social, cultural, política y religiosa de superar las diferencias y sumar esfuerzos en defensa de los derechos de las personas y de los pueblos. De la unidad del pueblo depende el presente y futuro del país.

Convocamos a la Unidad del pueblo argentino para reclamar:

* Ni un paso atrás a la Memoria, Verdad y Justicia.
* Cárcel  ya  a todos  los  genocidas.
*Restitución  de  la  identidad a los jóvenes apropiados por la dictadura.
* Anulación  de la ley antiterrorista.
* No a  la criminalización  y represión de las  protestas sociales. No al Protocolo Represivo de Actuación de las Fuerzas de Seguridad del Estado en Manifestaciones Públicas.
* No a la injerencia de las FFAA en los asuntos internos del país.
* Apertura de todos los archivos de la dictadura

* Respeto a los espacios de Memoria y los Derechos Humanos de ayer y de hoy.
* No al ajuste y al saqueo
* No a los despidos del sector público y privado
* No a la represión y violencia contra los trabajadores.
* No al pago de la deuda externa contraída por la dictadura y los gobiernos constitucionales.
* No al pago de los fondos buitres
* Aparición con vida de Julio López
* Para que no les roben la vida y la esperanza a los niños y jóvenes, levantamos la bandera de los Chicos del Pueblo: “El hambre es un crimen”.
* Basta de saqueo y depredación de los bienes comunes. Por el derecho  al acceso a la tierra de los Pueblos Originarios y de la pequeña agricultura familiar.
* Basta de desmontes de bosques en favor de los agro negocios, basta de pueblos fumigados con agro tóxicos. Basta de mega minería contaminante. El Agua Vale Más que el Oro.
* Por la democratización de la palabra y contra la monopolización de las comunicaciones defendamos la Ley de Medios, que es una conquista de nuestro pueblo.
Por fortalecer la unidad y movilización de los empobrecidos y los desposeídos, de todos quienes tenemos hambre y sed de justicia.

QUEREMOS COMPARTIR EL PAN Y LA LIBERTAD JUNTO A NUESTRO PUEBLO Y NOS AUTOCONVOCAMOS A LA MARCHA. En todas las plazas del PAIS
A 40 AÑOS DEL GOLPE CÍVICO – MILITAR DEL 24 de Marzo de 1976
Los 30 MIL DESAPARECIDOS…¡PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE……

Firman:
Servicio Paz y Justicia
Liga Argentina por los Derechos del Hombre
Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza
Asociación  de  ex  detenidos- desaparecidos ( AEDD)
Herman@s de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia.
Codesedh
Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo, Línea Fundadora
Mirta Baravalle Madre de Plaza de Mayo, Línea Fundadora
Siguen las firmas...

http://www.adolfoperezesquivel.org/?p=3885#more-3885
Proa Comunicación también acompaña estas afirmaciones para que el presente y futuro sean menos complejos de lo que ya son.

16/10/15

“En América Latina hay bases militares y bases mediáticas”

Para seguir reflexionando y debatiendo en esta coyuntura que vive la Patria Grande!!

Por Héctor Bernardo

Fernando Buen Abad es doctor en filosofía, semiólogo, escritor, especialista en medios de comunicación. Ha sido fuente de consulta de varios presidentes, entre ellos Hugo Chávez y Manuel Zelaya. En una extensa charla –que formará parte de un libro sobre pensadores de Nuestra América–, el intelectual de origen mexicano analiza el rol del los medios, afirma que la comunicación es un problema de seguridad regional y asegura que “los medios de comunicación son realmente armas de guerra ideológicas”.
-¿Por qué afirma que en la actualidad la comunicación es un problema de seguridad regional?
-En lo que va del siglo XXI, tenemos ya cinco golpes de Estado en América Latina donde el ariete han sido las estructuras monopólicas mediáticas. Eso es una alerta a la que estamos llegando tarde.
-¿Cuál ha sido el rol de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en estos hechos?
-En el caso de la SIP, trato de no exagerar su papel, a pesar de que se trata de una alianza de empresarios de medios. El problema no es que los empresarios se organicen, el problema es que tienen una impronta y una currícula como la de una antología del terror. Cada uno de ellos es un compendio de horrores espantosos, no solamente en lo individual, sino por los medios a los que representa y por los proyectos que tiene en mente. No obstante, creo que siguen siendo una instancia bastante menor respecto del otro problema que es el megaproyecto global de dominación mediática, que sí es un proyecto imperial. En ese contexto, la SIP es apenas un peón que hace cosas horrorosas, pero que conforman sólo una parte de ese megaproyecto.
Digo eso para que ubiquemos el tamaño de lo que representa la SIP; pero, en su escala, quienes la integran son autores de prevenciones enormes. Ellos han sido el ariete del proyecto que hemos denominado como “El Plan Cóndor Comunicacional”.

-¿Qué implicaría El Plan Cóndor Comunicacional?
-En los años recientes hubo una “metástasis” de las bases militares en América Latina, sobre ello han hecho análisis muy precisos Atilio Boron y Ana Esther Ceceña, detallando el mapa de las bases militares en la región. Estados Unidos, que siempre pensó que México era parte de su anillo de seguridad, ahora quiere que lo sea todo el continente, que, además, es un territorio de seguridad con 500 millones de personas cautivas para ampliar su proyecto de mercado.
Una forma de controlar todo tipo de resistencia es mediante las capacidades de desembarco acelerado de fuerzas militares en la región. La formula ya la vimos en Irak, ya la vimos en Libia, en Siria, en Ucrania. El ariete, la punta de lanza de esto, son los medios. Se trata de empezar a acusar de dictadores a todos los que están ahí, convencer al mundo de que “alguien tiene que hacer algo”, y el día que eso pase todo el mundo aplaudirá y dirá: “Por fin ya quitaron a ese dictador”. Esa formula ya la vimos. Esa formula es la que está apuntándole a Nicolás Maduro y que le apuntó a Hugo Chávez. Es la formula que le apunta a Evo Morales, a Daniel Ortega, a Rafael Correa, a Raúl Castro, a Dilma Rousseff y a Cristina Fernández. Está claro quiénes son los enemigos para ellos en este escenario.

-¿Qué rol les corresponde en ese contexto a los medios de comunicación?
-Los medios de comunicación son realmente armas de guerra ideológicas y han ido reposicionándose en el continente. En América Latina hay bases militares y bases mediáticas. Las bases mediáticas tienen varias ventajas sobre las otras. Tiene mayor capacidad de articulación, de manera más rápida y ubicua. Hacen estallar un comentario difamador en Venezuela, esa misma mañana en una radio de un barrio de Buenos Aires la repiten, haciendo operar de esa manera la agenda en el territorio, al mismo tiempo que el Grupo Prisa de España reproduce la misma nota en Madrid, la CNN la reproduce en Estados Unidos, en México la replica Televisa y Clarín hace lo suyo en Argentina. Es decir, hay velocidad y sincronicidad, eso es básicamente estrategia militar. Hay una lucha territorial al mismo tiempo que hay una lucha semántica. A eso es a lo que denomino El Plan Cóndor Comunicacional. Porque ahora las fuerzas de represión comunicacional tienen una capacidad de virulencia y coordinación muy rápida.
Acabo de ir a una ciudad que se llama Azul, y, mientras desayunaba en el hotel, la señora que atendía me comentaba que estaba muy preocupada porque ella veía que “los rusos se han vuelto el demonio” y que “Putin es un Satanás que amenaza a todo el mundo”. Esa señora, que atendía ese humilde hotel, ya tenía la carga ideológica en sincronía con lo que se está diciendo en gran parte del planeta. Ese es El Plan Cóndor Comunicacional, que ya ha hecho la tarea de posicionarse en el terreno del imaginario colectivo.
-¿Cómo estructura?
-Estoy seguro de que si tuviéramos dinero e instituciones fuertes para hacer estas tareas de investigación identificaríamos estructuras semánticas y sintácticas idénticas. Una que he trabajado es la siguiente: cuando ganó las elecciones en México Peña Nieto, dijo “Hemos sembrado una semilla, de la que crecerá un árbol, del que tendremos los frutos”. Esa es la misma frase que dijo en Venezuela Henrique Capriles cuando perdió las elecciones frente a Hugo Chávez, y también en Argentina, en Tigre, Sergio Massa, dijo exactamente la misma frase en uno de sus discursos: “Estamos sembrado una semilla, de la que crecerá un árbol, del que tendremos los frutos”.
Si tuviéramos la posibilidad de hacer una “tomografía computada” del discurso que está corriendo en América Latina en estas bases mediáticas continentales, veríamos que hay matrices que tienen una orientación y que pasan por el Grupo Random de Colombia, por CNN en Estados Unidos y que viene del Grupo Prisa, donde están los laboratorios de guerra ideológica y psicológica más poderosos del mundo.

ENTREVISTA a Fernando Buen Abad publicada originariamente en http://www.diariocontexto.com.ar

 

26/7/15

Medios y Nuevas Tecnologías: un camino sinuoso, un desafío insoslayable



Los medios y la tecnología vienen consolidando nuevos paradigmas en estos tiempos de expuesta globalización: los editores buscan herramientas para hacer más rentable el periodismo; se verifican estrategias para producir y comunicar con el complemento de las redes sociales (facebook, twitter y tantas otras); se privilegia la cantidad de información que circula, más no siempre la calidad, entre otras variables que podríamos considerar en esta ocasión.

Los medios hegemónicos, principalmente, han entendido la necesidad de proponer a sus lectores, escuchas, televidentes, cambios frecuentes en el diseño y jerarquización de contenidos pues ya nada es lo que era: los medios, sus propietarios (bajo su poderío económico les resulta nada problemático concentrar negocios de la comunicación con la producción agrícola-ganadera, o cualquier otro rubro industrial) que consideran que ninguna ley deben respetar en su ejercicio empresarial, y, los ciudadanos que se valen de múltiples maneras de ellos.

Los medios buscan periódicamente mejorar su manera de difundir sus artículos en alianza con las redes sociales, fundamentalmente, Facebook y Twitter. Y, en paralelo, vale repreguntarse desde el inmenso paisaje de medios barriales, regionales, comunitarios qué rol pueden, deben y quieren jugar en términos editoriales e informativos. Algunas visiones arriesgan que ocurrirá una especie de sinergia entre lo digital y el impreso que hará, en el mejor de los casos, un periodismo más profesional, profundo, original y narrado desde otras trincheras con historias nuevas y más investigativo; otros, apuestan a que todo será mucho más audiovisual, superficial y poco confiable en cuanto a las fuentes y la narración de cualquier hecho.

Es pertinente tomar nota de que la noticia es una especie de “dato” con actualización permanente cada diez segundos si es necesario que, hoy, lo llevan adelante casi en soledad los grandes medios. Esta celeridad en la difusión de un hecho, una idea, una opinión nos provoca a preguntarnos sobre la imagen, la inmediatez, la precisión entre otras variables en el ejercicio comunicacional. Sobre este punto, Miguel Ángel Bastenier afirma que “la tecnología del chip, el chat y el link, por citar tan solo a su santísima trinidad, no podía sino afectar muy directamente al trabajo periodístico.”  Y con ello, agrego, las formas que asumimos en el diseño de nuestros sitios y la imagen persona, profesional e institucional que queremos significar-representar.

Hace unas cuantas investigaciones que se verificó que se ha modificado el contrato de lectura entre aquel periodismo en el papel y este en la red; entre el vínculo radialista y las temáticas que componen el hecho comunicacional; entre el espectador ante la caja boba (televisión) y el poder del zapping para establecer alguna chance de relación menos desigual. Es que leemos distinto en la pantalla cómo lo hacemos/hacíamos en papel pues nos movemos de manera mucho más selectiva: un fragmento aquí, otro más allá, y la prevalencia de no acabar lo que empezamos porque hemos saltado al Twitter, Facebook o cualquier otra red. Modos que siguen modificando y replanteando nuestra práctica comunicacional y de gestión y construcción del conocimiento.

La tecnología a la que acceden ricos cada día más ricos, también, colabora con este contexto pues el lector-escucha-televidente contemporáneo tiene acceso a la información en permanente movimiento a través de su celular (Internet, celular wifi, nuevas aplicaciones) que desplaza progresivamente a la comodidad de la computadora en casa; el periodista, el comunicador está convocado a responder, al instante, preguntas que le llegan en tiempo real...desafío sobre el que los medios de nuestros barrios, comunidades, la región (que no poseen vastísimos recursos)  están llamados a afrontar si no deseamos quedarnos anclados en otro tiempo.

Estamos en un tiempo de integración de tantas novedades y, al mismo tiempo, de aprendizajes que nos convoca a pensar si nuestras prácticas comunicacionales como las que desarrollamos desde Proa Comunicación, desde nuestro espacio De boca en boca en la radio pública de la Universidad Nacional de Avellaneda debe correr tras cada novedad tecnológica o matizar entre el corazón de la propuesta que privilegia contenidos, producción y ejercicio plural del derecho a la comunicación con todas las voces. Hasta este momento, apostamos a esta última opción sin descuidar que para dar a conocer nuestra propuesta, nuestra identidad, la posibilidad de ampliar vínculos y redes, la de incidir con otros por una sociedad mejor requieren, también, darle un lugar a la tecnología que está en nuestras vidas.

Nuestra experiencia comunicacional (con algunos momentos más fuertemente dedicados al periodismo) la llevamos a cabo atravesados por la docencia, la investigación y la extensión, un entramado que nos exige periódicas actualizaciones para "caminar con"  y no "detrás de".  En los ámbitos públicos de educación superior, la radio y la televisión digital están dando pasos en estos últimos años que, sanción de una nueva ley de medios mediante, se fortalecen con el trabajo en red que, por ejemplo, llevan adelante las radios públicas universitarias (cerca de medio centenar en la Argentina) lo que llevó a los órganos directivos de las instituciones a ganar espacios en la gestión y consideración de la comunidad educativa y la sociedad toda.

Este avance radial en red permite, crecientemente, la producción de contenidos cada vez más plurales, situados, conformadores de otra agenda a la que ofrecen los grandes medios, y también, de marcar presencia extendida con las redes, las transmisiones en línea, las aplicaciones a celulares, etc. En este paisaje, y a través de la radio pública de la Universidad Nacional de Avellaneda "De boca en boca" (ver http://radio.undav.edu.ar/node/86) hace realidad, modestamente, algunas de las propuestas que tantos seminarios o encuentros de comunicación enumeran como compromisos a los cuales los comunicadores no podemos ni debemos soslayar.
Otro tanto,  se empieza a transitar en la televisión digital para lo cual pequeños consorcios de universidades públicas están pensando y produciendo sus primeros contenidos para definir su modo de comunicar y empoderar a la sociedad con el conocimiento científico que producimos en ellas.

Una realidad más compleja viven los medios comunitarios que podrá abordarse en otro momento, pues caeríamos en una simplificación al querer brindar alguna definición en escasas líneas.
De todos modos, unos y otros actores viven un contexto comunicacional rico en diversidades, identidades, propuestas, acciones y políticas desde el cual nos preguntamos si, además de contar con cierta tecnología y acceso a redes, y si desde el rol más protagónico que asume el ciudadano informando, denunciando, criticando o tan solo diciendo lo que se le antoja ¿Es satisfactoria esta realidad comunicacional o debemos pensar en estrategias complementarias para enfrentar esta revolución informativa y de rompimiento en hábitos y paradigmas?

Néstor Manchini – Socio WACC América Latina
NdeR: Este artículo solicitado fue publicado en http://us9.campaign-archive2.com/?u=27a5a14dd757493ef4f636aa3&id=8c6c4bf445&e=7b2619ca88

La sociedad de la información falsificada



Y todos los noticieros que no tenemos

Fernando Buen Abad Domínguez
Rebelión/Universidad de la Filosofía
No logramos consolidar (por ahora) el conjunto de estrategias indispensables para generar los “noticieros” que necesitamos. En materia de “producción informativa” hemos sido derrotados sistemática y secularmente. Los poderes hegemónicos, desde los púlpitos hasta los “house organ”, hicieron del control sobre la información un ejercicio de su poder semiótico ante el que no hemos sabido ponernos a salvo con anticuerpos y contraataques efectivos e invencibles. ¿Recién te enteras?
Con su modo de “producción de información” las oligarquías han sabido imponernos todas sus premisas alienantes y han sabido desarrollar laboratorios de guerra informativo-ideológica desde donde nos atacan sistemáticamente con mentiras, confusiones, calumnias y engaños que nos han arrodillado sin clemencia. Bolívar decía “por el engañó nos han derrotado más que por la fuerza”. Y tiene mucha razón, hasta el presente.
Ellos entendieron, con toda claridad mercantil, que “informar” es un ejercicio de poder que puede camuflarse de muchas maneras y lo convirtieron, también, en gran negocio. Ellos lo usan para someter a los trabajadores y para convertir las conciencias de los pueblos en mercados de chatarra intelectual en el que brilla por su ausencia la verdad y se la suplanta con la “espectacularidad” efímera. Le llaman “noticieros”, “prensa”, “informativos”… Hay eufemismos a raudales. Para conseguir cierto efecto de credibilidad se fabrican (ellos mismos) un “prestigio” a medida, santificado por los dueños del negocio “informativo” y santificado por una buena lista de esbirros “intelectuales” fabricados, también, a medida. Al menos, un balance general desde la aparición de los primeros boletines de iglesia, los primeros diarios y los primeros noticieros… arroja en el presente, resultados espeluznantes. No se puede esperar mayor cosa de oligarquías que han sido, principalmente, focos de ignorantes contagiosos.

Aunque tengamos muy en claro lo que debemos hacer, y lo que no debemos hacer, en materia de “producción informativa” emancipadora, la praxis ha sido débil. No es suficiente el rigor teórico ni el debate acalorado, no son suficientes las bibliografías ni las poses de los eruditos “progres”. Tampoco nos sirven los corrillos de los “críticos” que hablan a espaldas incapaces de resolver los problemas que hay enfrente. El avance de los modos de producción “noticiosa” capaces de derrotar al modelo hegemónico burgués requiere un plan de trabajo político de gran alcance y a partir de condiciones concretas. Producir información de calidad revolucionaria y divulgarla exhaustivamente debe ser parte de la lucha mundial generalizada de la clase trabajadora contra el capitalismo. No hay atenuantes.

Hemos sabido desde hace mucho tiempo que un “noticiero” útil a la humanidad debe ser fundamentalmente una herramienta organizadora en territorios concretos. Una usina filosófica de la organización para intervenir correctamente en escenarios específicos. Hemos sabido que esos escenarios específicos son los frentes de lucha de la clase trabajadora no sólo en las fábricas o en los campos contra los terratenientes, también en las artes, en las academias, en las oficinas, en la cultura… ahí donde las voces de los trabajadores se organicen para una lucha justa, ahí nace la agenda de los noticieros revolucionarios.

Pero no es suficiente con encontrar los escenarios, es necesario, además, encontrar los vocabularios, las sintaxis, los tonos y los modos de contar y contagiar el alma organizativa de la historia revolucionaria en su escala y con las tácticas de los trabajadores y no la de los informadores. Eso cambia todo el desafío y lo hace más complejo porque lo hace dinámico, porque lo convierte en revolución cultural también dirigida a despojarnos del modelo “noticioso” inoculado a los pueblos como si se tratara de la única y mejor forma de transmitir información. A muchos les resulta imposible el parricidio de forma y contenido mercantiles en materia de “noticias”. Pero habrá que hacerlo.
Por ejemplo, TeleSur ha dejado una marca imborrable e invaluable en la batalla enorme de transformar la producción de información en una herramienta revolucionaria de los pueblos para hacer visibles sus luchas haciéndose visibles como protagonistas. Pero no podrá lograr mucho por si sola una televisora que para crecer requiere que crezcan con ella, en simultáneo, muchos otros medios de producción informativa solidarios y concatenados en la lucha contra el modo y los medios capitalistas de información. Se necesita una y dos mil “Prensa Latina”, se necesitan miles de medios alternativos y comunitarios, televisoras, documentalistas, radios, impresos expresando sus tácticas y estrategias en lo concreto pero con una agenda de unidad sistematizada en los objetivos de máxima. O sea, lo que no hicimos.

Hablamos de una revolución mundial de la producción de información capaz de ser nueva por ser colectiva, democrática y revolucionaria. Capaz de aprender a sumar voces y hacer con ellas un relato poderoso contra las mentiras y, principalmente, afianzar un método de producción en el que sea la multipolaridad de los puntos de vista la que construya fortalezas en la lucha unificada por la verdad y contra el capitalismo enemigo común de la especie humana.

La otra parte de nuestra derrota histórica es no contar con las escuelas de formación que necesitamos para la revolución de la información. Nosotros no necesitamos informadores “neutrales”, nosotros necesitamos científicos de la información que fijen postura la lado de los pueblos en la búsqueda inalienable de la verdad y su construcción científica necesariamente social ahí donde se lucha. Necesitamos compromiso estético y ético para una revolución del pensamiento que necesita de la información como la vida necesita del oxigeno. Nada más, y nada menos, de ese calibre es la responsabilidad y el alcance de la tarea. Es tan extraordinaria su importancia que no podemos dejarla en manos del capitalismo, ni un minuto más. Entérate.

Dr. Fernando Buen Abad Domínguez
Universidad de la Filosofía

De boca en boca en la RADIO Pública - Comunicación por los derechos humanos